domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Quienes somos?

¿Quienes somos?

Somos estudiantes del Colegio Altamira.
Hicimos este blog como proyecto para la materia de Historia de las Doctrinas Filosóficas.



Los integrantes de este proyecto son:
Sebastián Berrospe Morán
Fernando Bracamonte Navarro
Jesús Alejandro Bravo Serrano
David Alejandro García Martínez
Jose María Gomez Velasco
Diego Romano Sánchez

Gracias por visitar nuestro blog

Las Mejores Frases de San Agustín

Las mejores frases de San Agustín


Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.

Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.

Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.

La medida del amor es amar sin medida.

Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.

Los que no quieren ser vencidos por la verdad, son vencidos por el error.

No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad.

Cuando un hombre descubra sus faltas, Dios las cubre. Cuando un hombre las esconde, Dios las descubre, cuando las reconoce, Dios las olvida.

Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.

Conócete, acéptate, supérate.

La medida del amor es amar sin medida

Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.

Dios y la creación


 Dios y la creación. 


Tres temas trata la teología natural o teodicea de S. Agustín: 

1- Las pruebas de la existencia de Dios. 
2- El problema de la esencia metafísica de Dios. 
3- El problema de la creación. 

1.- Si Dios no es objeto de experiencia inmediata se requiere una prueba de su existencia. S. Agustín aporta una serie de argumentos entre los que destaca el de las verdades eternas. La mente posee verdades inmutables, es decir verdades "que no son tuyas ni mías, ni de ningún otro, sino que están presentes en todos por igual". Hay conocimientos que se imponen necesariamente al hombre, y que transcendiendo la razón finita humana deben fundarse en el SER. Si hay conocimientos universales y necesarios y ningún ser particular y contingente puede ser su fundamento es porque refleja la necesidad de Dios, es decir se presentan como la entrada para la demostración de su existencia. 

2.- Demostrada la existencia de Dios hay que pasar a estudiar su esencia. La esencia metafísica de Dios se encuentra en la inmutabilidad. Frente a toda realidad contingente y mutable de la realidad creada Dios se erige como el SER sumamente perfecto. Todo ente finito no posee la plenitud del ser, por ser esencialmente mudable. Dios en cambio es imposible pensar que cambie, porque lo posee todo, lo que no quiere decir que sea estático, quiere decir que es perfecto. Sus atributos fundamentales son conocer, crear y amar, con un poder difusivo que llegando hasta el hombre le permite a éste encontrarse con Él. 

3.- Dios para S. Agustín es el fundamento de las ideas platónicas. El mundo inteligible de Platón tiene ahora un fundamento teológico. De la misma manera, que no podemos pensar en ningún otro autor que realice sus obras sin tener una idea de lo que va a ejecutar, Dios creó el mundo según unos modelos que son las ideas inmutables y eternas que existían previamente en la mente del creador. Esta doctrina se llama ejemplarismo. Teniendo en cuenta que el auténtico ser está en Dios y en sus ideas, el mundo contingente debe su esencia y su existencia (su ser) al creador (según la doctrina cristiana a través del Verbo, segunda persona de la Trinidad, o Dios Hijo). 

¿Cómo es posible que la contingencia de la creación proceda del ser necesario, o si es inmutable como crea en un momento determinado?. Para S. Agustín, Dios posee eternamente los modelos o las ideas, y la creación consiste en la identificación de su voluntad y la realización del mundo, en un acto eterno, incluyendo el tiempo que no es más que la sucesión de los momentos que pasan los seres creados al desarrollarse, según las leyes y el orden previsto por Dios. 

Fuente:http://www.corazones.org/doctrina/agustin_filosofia.htm

El problema del conocimiento


 El problema del conocimiento.



El problema del conocimiento es para S. Agustín el problema de justificar la verdad, porque esto está conectado con la posibilidad de que el hombre alcance la felicidad. Si ésta sólo es perfecta en Dios, de lo que se trata es de buscar un tipo de conocimiento que nos lleve a Dios. Dios es el que fundamenta y hace posible el grado más alto de conocimiento humano: el conocimiento de lo universal y lo necesario, que para S. Agustín son las verdades eternas. 
Para S. Agustín el conocimiento es una visión (Platón). El conocimiento para Platón es el de las ideas. Esa visión es posible gracias a la acción iluminadora de Dios sobre la inteligencia para que pueda alcanzar las verdades eternas que con mucho exceden su contingencia2 y finitud3. El precedente a esta concepción del conocimiento está en Platón que afirmaba que la idea de bien era el sol del conocimiento intelectual. Los neoplatónicos decían que lo UNO irradiaba luz sobre toda la realidad y todo esto es compatible con la concepción evangélica que identifica a Cristo con la luz del mundo. 

La acción iluminadora de Dios para S. Agustín no es un auxilio sobrenatural sino algo estrictamente racional. 

La luz natural de la razón procede de Dios y capacita a la mente para contemplar las verdades universales y necesarias. Nosotros tenemos noticia de la existencia real de las cosas por la sensación, y realizamos una comparación entre esos entes finitos y las ideas eternas e inmutables gracias a la iluminación divina. Quiere superar S. Agustín la teoría de la reminiscencia de Platón, es decir, no es necesario que el alma haya contemplado las verdades eternas en una vida anterior, lo que es necesario es que Dios eterno y inmutable abra nuestra mente para acceder a ellas. Y esta iluminación no es una visión o experiencia directa de la divinidad (ontologismo), sino la capacidad natural que Dios nos ha dado. 

Fuente:http://www.corazones.org/doctrina/agustin_filosofia.htm

Fe y Razón

Fe y razón



Como para San Agustín lo importante es explicar la relación entre el alma humana y Dios, entonces fe y razón no son más que medios o instrumentos que se exigen mutuamente para encontrar la verdad. 

Por lo tanto fe y razón no se excluyen, sino que se complementan. Ni creer es algo irracional, ni el conocimiento racional (de Dios) destruye la fe. Para superar estas posiciones excluyentes, S. Agustín propone que la fe se sitúe al comienzo y al final de la especulación racional. Primero como una condición necesaria para que se ponga en marcha una investigación sobre temas que de otra manera permanecerían ignorados, (la fe es guía y pauta de la razón), por otro lado la investigación racional dirige al hombre hacia la fe, ésta elimina las dudas consolidando el conocimiento racional. 

Las enseñanzas de San Agustín


Las enseñanzas de San Agustín 


Hablaremos un poco sobre la vida de San Agustín; expondremos diferentes puntos de vista a través de unas cuantas frases de él.
La vida de San Agustín, se resume así: su padre fue Patricio; un pagano que se resistía a la fe y su madre fue Santa Mónica; una devota cristiana y ella fue quién rezó en un determinado momento por Patricio para que dejara de ser pagano e hizo lo mismo por su hijo Agustín para que no cayera en ser pagano al igual que su padre. A pesar de haber pedido por él, haberle inculcado a la oración, Agustín llevó una vida desenfrenada; se fue apartando de la verdad, se dejó envolver por los errores .
Agustín tuvo una relación con una mujer cartaginesa, con la que nunca se comprometió, pero tuvieron un hijo que murió al poco tiempo de nacido. Luego que él lee unas palabras de la carta a San Pablo, que decía: ‘…nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos, revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne…’, esto hizo que Agustín cambiara radicalmente su actitud, esto marcó su vida pues se percató que estaba viviendo de una manera mala y que podía aprovecharla de la mejor manera, así que se propuso estar firme en su resolución y pudo permanecer casto por el resto de su vida.

Un gran hombre que al final reflexiono y se convirtió en mejor persona.
¡Que grande fue San Agustín!

San Agustín,toda una filosofía de vida

San Agustín,toda una filosofía de vida

Su Vida

(Aurelius Augustinus o Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual Argelia, 354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino. Hijo de un pagano, Patricio, y de una cristiana, Mónica, San Agustín inició su formación en su ciudad natal y estudió retórica en Madauro.
Su primera lectura de las Escrituras le decepcionó y acentuó su desconfianza hacia una fe impuesta y no fundada en la razón. Su preocupación por el problema del mal, que lo acompañaría toda su vida, fue determinante en su adhesión al maniqueísmo. Dedicado a la difusión de esa doctrina, profesó la elocuencia en Cartago (374-383), Roma (383) y Milán (384).
San Agustín
La lectura de los neoplatónicos, probablemente de Plotino, debilitó las convicciones maniqueístas de San Agustín y modificó su concepción de la esencia divina y de la naturaleza del mal. A partir de la idea de que «Dios es luz, sustancia espiritual de la que todo depende y que no depende de nada», comprendió que las cosas, estando necesariamente subordinadas a Dios, derivan todo su ser de Él, de manera que el mal sólo puede ser entendido como pérdida de un bien, como ausencia o no-ser, en ningún caso como sustancia.
La convicción de haber recibido una señal divina lo decidió a retirarse con su madre, su hijo y sus discípulos a la casa de su amigo Verecundo, en Lombardía, donde San Agustín escribió sus primeras obras. En 387 se hizo bautizar por san Ambrosio y se consagró definitivamente al servicio de Dios. En Roma vivió un éxtasis compartido con su madre, Mónica, que murió poco después.
En 388 regresó definitivamente a África. En el 391 fue ordenado sacerdote en Hipona por el anciano obispo Valerio, quien le encomendó la misión de predicar entre los fieles la palabra de Dios, tarea que San Agustín cumplió con fervor y le valió gran renombre; al propio tiempo, sostenía enconado combate contra las herejías y los cismas que amenazaban a la ortodoxia católica, reflejado en las controversias que mantuvo con maniqueos, pelagianos, donatistas y paganos.
Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San Agustín fue nombrado obispo de Hipona. Dedicó numerosos sermones a la instrucción de su pueblo, escribió sus célebres Cartas a amigos, adversarios, extranjeros, fieles y paganos, y ejerció a la vez de pastor, administrador, orador y juez.
Al caer Roma en manos de los godos de Alarico (410), se acusó al cristianismo de ser responsable de las desgracias del imperio, lo que suscitó una encendida respuesta de San Agustín, recogida en La Ciudad de Dios, que contiene una verdadera filosofía de la historia cristiana.
Durante los útimos años de su vida asistió a las invasiones bárbaras del norte de África (iniciadas en el 429), a las que no escapó su ciudad episcopal. Al tercer mes del asedio de Hipona, cayó enfermo y murió.

Su  gran filosofía

El tema central del pensamiento de San Agustín es la relación del alma, perdida por el pecado y salvada por la gracia divina, con Dios, relación en la que el mundo exterior no cumple otra función que la de mediador entre ambas partes. De ahí su carácter esencialmente espiritualista, frente a la tendencia cosmológica de la filosofía griega. La obra del santo se plantea como un largo y ardiente diálogo entre la criatura y su Creador, esquema que desarrollan explícitamente sus Confesiones (400).
Si bien el encuentro del hombre con Dios se produce en la charitas (amor), Dios es concebido como verdad, en la línea del idealismo platónico. Sólo situándose en el seno de esa verdad, es decir, al realizar el movimiento de lo finito hacia lo infinito, puede el hombre acercarse a su propia esencia.
Pero su visión pesimista del hombre contribuyó a reforzar el papel que, a sus ojos, desempeña la gracia divina, por encima del que tiene la libertad humana, en la salvación del alma. Este problema es el que más controversias ha suscitado, pues entronca con la cuestión de la predestinación, y la postura de San Agustín contiene en este punto algunos equívocos.
Los grandes temas agustinianos –conocimiento y amor, memoria y presencia, sabiduría– dominaron toda la teología cristiana hasta la escolástica tomista.Lutero la recuperó, transformándola, su visión pesimista del hombre pecador, y los jansenistas, por su parte, se inspiraron muy a menudo en elAugustinus, libro en cuyas páginas se resumían las principales tesis del filósofo de Hipona.

Fuente: biografiasyvidas.com